Fuera de lugar

Por Pascual Ibagué

Cuando estamos iniciando el último de los semestres, de las actuales administraciones, aún hay mandatarios territoriales (gobernadores y alcaldes) que andan prometiendo esta vida y la otra para solucionar problemas (de toda índole) que les quedaron grandes en sus respectivas jurisdicciones durante los tres años y medio que pasaron.

Cuando tienen apenas julio, agosto, septiembre y octubre, para el término de su mandato, porque después de elecciones vienen los consabidos empalmes y ya habrá que hacer las de Mike Mouse o cada quien para su House, siguen en plena campaña, ofreciendo puentes donde no hay ríos…

Sin haberse dado cuenta, que el tiempo se les fue, más con pena que con gloria, siguen actuando como culebreros, brindando curas para toda clase de males y con especial énfasis, tratando de cultivar herencias políticas, en medio de la ya cercana nostalgia de poder.

Pensando y creyendo que los pueblos no tienen memoria, se empeñan en perpetuarse en 'cuerpo ajeno', en los cargos que pudieron haber ejercido con grandeza y mínimo sentido común.

Ahora que el peso de la historia comienza a pasarles factura, quieren que sus sucesores garanticen la continuidad de su ‘obra de gobierno’, creyendo que en el entorno no hay personas con y sin partidos que las superen, con la suficiente imaginación, sensibilidad social o visión de futuro promisorio.

En su reducido mundo, se vanaglorian que a ellos les fue muy bien, aunque a sus gobernados les haya ido muy mal, con rendiciones cuentas superfluas porque no hablan con precisión del cumplimiento de metas, indicadores y objetivos incluidos en sus ya obsoletos Planes de Desarrollo, con por ejemplo donde estaba el índice de desempleo al inicio de su mandato y en cuantos puntos lo redujeron.

Lo mismo se puede observar, con el número de personas que no tenían vivienda y ahora tienen una solución habitacional digna, cuántos kilómetros de vías estaban sin pavimentar o sin placa huellas y ahora están mejorados y así sucesivamente, pasando por todos los sectores de la vida regional y local.

Estos simples detalles, pueden llevar a la conclusión, si realmente departamentos y municipios estuvieron bien, mal o pésimamente gobernados, dejando en el ambiente que si no fuera por la inversión de los recursos nacionales, no se necesitarían costosas administraciones territoriales sino un simple tesorero que gire y vigile en que se gastan los recursos públicos, que en su mayoría ya vienen predeterminados para salud, educación, saneamiento básico, cultura, deporte y recreación, porque en estos 4 años no ha pasado nada y colorín colorado este cuento se ha acabado.

Que vengan las próximas elecciones y con ellas la feria del embaucamiento y aprovechamiento de las penurias que pasan pequeños empresarios, comerciantes... labriegos, etc.

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