Cultura

 domingo 08 de noviembre de 2020

 

La historia del Monumento a la Raza de Tunja

Foto: Situr Boyaca

En la glorieta norte de la ciudad de Tunja se recuerda el sacrificio de Aquimín el último Zaque de la capital del departamento.

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Según cuenta la historia, los españoles hostigaban y amedrantaban a Quemuenchatocha para que entregara cada uno de sus tesoros, ante lo cual el Zaque siempre se resistió.
El Zaque falleció solo, abandonado y triste al ver como los Hunzas no apoyaron a su pueblo en los días donde los españoles actuaron con mayor violencia para lograr la conquista.

El sobrino de Quemuenchatocha, el joven Aquimín fue escogido como el nuevo Zaque, el cual debía contraer matrimonio lo más pronto posible, para lo cual escogieron a la hija del Cacique de Gámeza, la cual era llamada Adeizagá.
La noticia del compromiso de los jóvenes corrió rápidamente y fue muy bien acogida por los Hunzas y cacicatos vecinos, para lo cual viajaron a la ciudad de Tunja- pensando que sería una gran fiesta.

A partir de los preparativos para este matrimonio, los españoles pensaban que los indígenas planeaban una rebelión contra los conquistadores. Hernán Pérez de Quesada y algunos miembros de la Hueste hispánica, decidieron asesinar a los caciques indígenas, que consideraban los posibles autores de revuelta indígena.
En 1540 en la Plaza Mayor de Tunja, por medio de un decreto, delante de la picota, símbolo de la justicia hispánica, se oficializó la decapitación de Aquiminzaque y sus caciques amigos.

En la Plaza principal de Tunja, en presencia de los habitantes del pueblo muisca y de los conquistadores españoles, se cumplió con el decreto establecido y se decapito a Aquimín, el último Zaque de la ciudad de Tunja, de los caciques de Toca, Samacá, Turmequé, Suta, Boyacá y algunos indígenas que los acompañaban.

El pueblo muisca de Tunja, calló por el asesinato de sus caciques e indígenas, por lo cual es conocido como el silencio de la raza derrotada por la conquista española, donde se derramó sangre inocente.
Este monumento a la Raza Indígena, guarda un pasado y triste historia, además es un homenaje a Aquimín quien era el último Zaque de la capital del departamento de Boyacá.

Don Miguel Sopó Duque, fue el escultor de este monumento que se realizó en el año 1964, en el cual se encuentran dos figuras, un hombre caído, el Cacique Aquiminzaque y una mujer de pie, que simboliza la sangre aborigen, personalizada en Adeizagá, la prometida para su matrimonio en Tunja.

Fuente: BRPrensa Digital - Angie Sánchez

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