Habitantes del Puente de Boyacá continúan esperando el puente peatonal

Los afectados exigen que el Estado recupere los recursos mal invertidos, para garantizar la seguridad en más de 600 personas

La mala inversión sucedió hace al rededor de siete años, a través del concesionario de la doble calzada Briceño-Tunja-Sogamoso, cuando la Agencia Nacional de Infraestructura adquirió predios del Puente de Boyacá.

En determinado momento se levantó un gran debate llamado “La profanación del Altar de la Patria” donde historiadores mantenían su posición al no querer que la vía cruzara por el medio del puente, dadas las circunstancias la obra se detuvo. Finalmente el Gobierno Nacional autorizó al contratista para que modificara los diseños, cambiando el trazado de la vía a margen derecho dentro del mismo sector pasando por detrás del Puente de Boyacá.

Una vez aprobado el diseño la Agencia Nacional de Infraestructura a través del concesionario adquirió predios y zonas de predios con sus respectivas mejoras, incluyendo compensaciones de factores sociales.
Unos inmuebles fueron comprados por medio de escrituras públicas y traspasando las propiedades al Estados y otros comprometidos la adquisición a través de promesas de compraventa.

Sin embargo, después de eso los historiadores dejaron de protestar, el Gobierno reculó y se dió la orden al contratista que la obra vial se realizara conforme al diseño original, como en efecto se hizo, razón por la cual la carretera paralela a doble carril fue construida en su totalidad por medio del Puente de Boyacá separando varios de los monumentos. Después de eso el Estado y el contratista se desentendieron de las tierras que habían adquirido y que hoy no se sabe cuanto costaron.

Los vecinos y habitantes de la zona presentaron un denuncia, exigiendo que construyan un puente precisamente al frente del Puente de Boyacá, pues desde que se dió la apertura a la vía, el tráfico a cuatro carriles es ruido y los vehículos transitan en el lugar a altas velocidades. El cruce de oriente a occidente y viceversa, incluyendo el paso de los sepelios desde la iglesia hasta el cementerio, se hace atravesando la vía con peligro de que pueda ocurrir una desgracia, es decir, los habitantes deben atravesar cuatro carriles en diferentes momentos del día, arriesgando su vida, para poder cumplir con su cotidianidad.

Hace tres años tanto el Gobernador como el vicepresidente ejecutivo de la ANI de ese entonces, Germán Córdoba, anunciaron que ya se disponían de los recursos y que se alzaría la obra tres meses después. A la fecha no se ha dado inicio al puente y la comunidad continúa arriesgandose.

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