Boyacá

 lunes 24 de mayo de 2021

 

El desafío de dedicarse a la apicultura en una pandemia

Foto: Naciones Unidas

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La FAO y la Unión Europea, impartiendo capacitación en técnicas modernas de apicultura y mejores prácticas, prestan apoyo a los apicultores georgianos durante la crisis de la COVID-19. ©Delegación de la Unión Europea en Georgia

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“Por alguna razón todo el mundo piensa que un apicultor debería ser hombre, pero eso aquí no es así”, afirma Ketevan Bluishvili, apicultora de la aldea de Matani, ubicada en la región de Kakheti, en Georgia oriental. En algunas regiones, a las mujeres incluso se les prohíbe explícitamente la apicultura, pero en la familia de Ketevan es una tradición. Sus padres habían sido apicultores, y ella se hizo cargo de la producción familiar de miel en 2009.

“No puedo dejar de recalcar lo importante que es para nosotras, las mujeres del medio rural, tener nuestra propia fuente de ingresos, especialmente con esta pandemia”, dice Ketevan.

Con la crisis de la COVID-19, que afecta enormemente a la economía de Georgia, diezmando la industria del turismo y la venta de vino —un producto tradicional de Kakheti—, se han quedado sin ingresos muchas personas de la región, quienes se dedicaban más activamente a estos sectores. Las familias tenían dificultades para llegar a fin de mes y, con mucha frecuencia, las mujeres pasaron a ser las principales proveedoras de ingresos en sus hogares.

Cuando la pandemia de la COVID-19 alcanzó las zonas rurales, los agricultores locales empezaron a sentir las pérdidas. Pero Ketevan, predicando con el ejemplo y prestando asesoramiento, inspiró a muchas mujeres a iniciar su propia producción de miel para que obtuvieran una fuente de ingresos adicional.

La FAO se puso en contacto con Ketevan en calidad de dirigente comunitario de su aldea, para que asistiera a una escuela de campo para agricultores y recibiera formación en apicultura moderna, profundizara sus conocimientos y pusiera a disposición de otras mujeres de la zona la información que obtuviera sobre las mejores prácticas.

“Al principio empecé con 30 colmenas, ahora tengo 120 y pienso expandirme más”, explicó Ketevan.

También ayudó a seleccionar a otras productoras locales para que asistieran al programa de formación. Gracias al apoyo, la formación y los equipos de la FAO, algunas de las mujeres incluso empezaron a producir desde cero.

“Las mujeres de este lugar estamos muy motivadas para empezar nuestro propio negocio y muy ansiosas de aprender nuevas prácticas con formadores experimentados.”

“Uno de los mayores desafíos para los apicultores de Georgia es la falta de conocimientos sobre los enfoques modernos para producir miel y panales de abeja. Esto afecta a la calidad de la producción, así como a la capacidad para venderla”, señaló Teimuraz Ghoghoberidze, Presidente de la Asociación de Apicultores de Georgia y formador contratado por la FAO. Teimuraz señaló que, entre los desafíos a los que se enfrentaban los apicultores, se encontraban los parásitos y enfermedades que afectaban a las abejas, la falta de equipos modernos, así como la falta de conocimientos sobre cómo asignar una marca a los productos y sobre cómo venderlos a nivel local o exportarlos.

Apoyo al desarrollo rural

La agricultura da empleo a más del 40 % de la mano de obra de Georgia y es un sector decisivo para el desarrollo económico del país. Teniendo esto en cuenta, la Unión Europea (UE) y la FAO están trabajando conjuntamente en el marco del Programa Europeo de Vecindad relativo a la Agricultura y el Desarrollo Rural III, el cual presta apoyo a las comunidades rurales y al sector agrícola de Georgia desde 2013 con el objetivo principal de reducir la pobreza rural. En el marco de este programa, la FAO proporciona asistencia técnica al Gobierno y acceso a conocimientos y oportunidades de inversión a agricultores particulares, cooperativas y pequeñas y medianas empresas.

Hasta el momento, la FAO ha establecido más de 80 parcelas de demostración y 10 escuelas de campo para agricultores, que se dedican activamente a la producción de hortalizas, productos lácteos y miel en diversas regiones de Georgia. Al momento, más de 1 200 agricultores georgianos (el 25 % de ellos, mujeres) han recibido la formación práctica sobre el terreno que han impartido agrónomos de la FAO.

“Ahora damos prioridad a formar a más agricultores, en especial mujeres, y a consolidar la labor que estamos llevando a cabo enseñándoles con parcelas de demostración y escuelas de campo para agricultores y traspasando la responsabilidad de la formación a los líderes agrícolas para que puedan formar a otros agricultores. De este modo, y con el apoyo técnico y la orientación de la FAO, creamos un entorno propicio para que los agricultores produzcan más, mejor y de manera más sostenible”, explica Javier Sanz Álvarez, Coordinador del Programa UE-FAO.

Ahora Ketevan ya ha empezado a mirar al futuro, con la formación de una red local comunitaria de productoras de miel para cooperar con una misma marca y hacerse de una mayor cuota de mercado.

Fuente: Boyacá Radio PRENSA -Cecilia- con información de Naciones Unidas

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