Boyacá

 viernes 26 de julio de 2019

 

Crónica: La terminal de transportes de Tunja. Una viejita que agoniza

Foto: RCNRADIO

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Esta es la historia de un caldero de febril actividad, donde aun se movilizan pasajeros, pero que también en otras épocas fue escenario de casas de lenocinio y ollas de estupefacientes, hogar de malandrines y sitios inseguros.

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Para cuando entró en funcionamiento el moderno edificio del terminal de transportes de Tunja en el año de 1965, durante la alcaldía del medico Antonio José Sandoval Gómez, se creía que este era muy grande frente a las necesidades que tenia la capital del departamento de Boyacá, en materia de transportes.

Estaba dotado de amplias oficinas, enormes bahías de estacionamiento, anchos pasillos, casetas de comestibles etc. y además generaba centenares de empleos de todo tipo, por lo que se convirtió en un polo de desarrollo de la ciudad que para entonces tenia no mas de 50.000 habitantes.

Pero con el traslado de todas las oficinas despachadoras que se encontraban dispersas en tres cuadras alrededor de la plaza de mercado, hoy Plaza Real, se vinieron con ella los prostíbulos, los bares y las ollas expendedoras de estupefaciente, principalmente marihuana, que poco a poco se fueron instalando en los alrededores de la para entonces moderna central de transportes de Tunja.

El traslado de las casas de lenocinio que hasta ese momento se encontraban dispersas por el centro de la ciudad, cerca de la plaza de Bolívar, en el pasaje Vargas y en los alrededores de la plaza de mercado, se dio por orden de la alcaldesa Beatriz Azuero de Muñoz, quien sucedió en el cargo al medico Antonio José Sandoval.
Se les asignaron unas viejas casonas que se hallaban en la parte baja del terminal, después de los rieles del ferrocarril; allí era un lugar sórdido, escaso de luminarias y repleto de ladrones, especialmente a la madrugada, a la caza de borrachitos que dieran papaya, para despojarlos de sus pertenencias; sin embargo, esas casas de lenocinio
mantenían llenas de clientes, todos los días.

Esa terminal de transportes fue levantado sobre el borde de la recientemente construida avenida oriental que iba desde los hongos, al sur de la ciudad y concluía en la glorieta norte.
Hasta el año de 1953, la carretera que iba de Tunja a Bogotá era muy angosta , llena de curvas y se gastaban cerca de seis para ir de Tunja a Bogotá, por lo que el entonces presidente Gustavo Rojas Pinilla, natural de Tunja, decidió ampliarla y para el efecto contrató a la firma de ingenieros Archila y Briceño, empresa que duró cerca de ocho años para culminar y modernizar la que desde entonces se llamó Autopista Central del Norte, que iba desde la capital del país y terminaba en Sogamoso.

A su paso por Tunja, todos los vehículos que iban para el norte del departamento y los Santanderes, tenían que obligatoriamente entrar al centro de la ciudad, por cuanto el trayecto entre los hongos y la glorieta no existía; los carros entraban por los hongos y tomaban la carrera 11, subiendo por la avenida Colón, hasta llegar a la plaza de mercado, lugar donde se hacinaban empresas de pasajeros, camiones y carros particulares que iban en transito hacia otras ciudades.

Con la apertura de la avenida oriental, los carros ya no tenían que entrar al centro, sino que tomaban la vía recientemente construida por el oriente de Tunja y continuaban su camino hacia el destino que llevaban. Para el año de 1965 solamente existían estas empresas de buses: Trans Bolívar, Rápido Duitama, y Flota Norte, todas ellas viajaban hasta Sogamoso; para el norte del departamento, viajaba Expreso Paz del Río, para el occidente, la flota Reina; por la carretera del progreso Tunja-Miraflores iba Flota la Garantía, para el oriente del departamento viajaba la Flota Valle de Tenza y quienes iban para los Santanderes, tenían que abordar la Pomeca, hoy Omega.

Los alrededores de la terminal de transportes de Tunja, se llenaron de hoteluchos, la mayoría de mala muerte, que hospedaban pasajeros que venían de todo lado; también aparecieron los restaurantes y las cantinas que a gran volumen atendían a los clientes que consumían grandes cantidades de alcohol, sin restricción en los horarios de cierre.
Pero fueron pasando los años, la ciudad crecía de manera vertiginosa, por lo que fueron apareciendo nuevas empresas de transporte y hoy se cuentan mas de 50 de ellas, que ocupan estrechos espacios en la que en otros tiempos fuera una moderna terminal. Esta se quedó chiquita frente a las necesidades de la gran capital del departamento.

Fue por esta última razón que hace cerca de diez años se pensó en La construcción de una sede más amplia y cómoda terminal, para atender las necesidades de los mas de 200.000 habitantes de Tunja. Poco tiempo después se hizo realidad; en pocos meses se entregará una moderna y funcional terminal ubicada al oriente de Tunja, que tiene una extensión 59.000 metros cuadrados y dispone de accesos peatonales y abordaje para 2.000 pasajeros.
Y la viejita, la que queda a tres cuadras de la plaza de Bolívar, pasará a mejor vida; aun no se ha decidido en que será convertido ese edificio, aun funcional.

Fuente: BR - Orlando García Moreno

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