Opinión

 jueves 26 de mayo de 2016

 

Empieza el año 190 de la UPTC con nuevo Rector

Foto: Manuel Humberto Restrepo Domínguez.

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Manuel Humberto Restrepo Domínguez

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La Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, tiene como características esenciales la de ser una Universidad de carácter Nacional, cuyos recursos proceden de la nación, es Laica y Librepensadora, tiene 29.000 estudiantes, 500 profesores de planta y 700 a contrato, 400 trabajadores y funcionarios y 700 a contrato, su presupuesto se acerca a 300.000 millones de pesos anuales, desafortunadamente, la mitad conseguidos vendiendo posgrados y diplomas, producto de convenios y consultorías, que si bien es cierto aportan en la lógica de los indicadores neoliberales impuestos por los sistemas de gestión privada, debilitan sus estructuras de orden académico y como en todo mercado una fluctuación de la demanda puede provocar su derrumbe y desfinanciacion.

Pensar por indicadores antes que por ideas, ha hecho mucho mal a la universidad al someterla a la competencia que la alejó de la cooperación y le rompió sus bases de solidaridad e incluso de confianza entre los mismos académicos.

A manera de símil, esta iniciativa de producir mecánicamente indicadores bajo reglas de gestión privada, se convirtió en regla sobre la cual se premia o castiga, de la misma manera como ocurrió con la formula de premio de los llamados falsos positivos, que también han tratado de reproducirse con cientos de anónimos de una misma fabrica de maldad destinada a sacar del juego político y académico a adversarios y contradictores.

La universidad en 2016 esta referenciada en los top 10 nacionales no solo de la investigación, si no también, de escándalos y de quejas. Pero además los vicios de la política que se la tomaron por asalto, han hecho aparecer voces que denuncian ilegalidades con supuestas expresiones de cambio de cargos y privilegios por votos en instancias de decisión, nombramientos de personal a beneficio propio de la administración, -hoy totalmente separada de los intereses y necesidades de la academia-contratos con sucesivas adiciones no explicadas y control de interventorías por los mismos contratistas, nombramientos de funcionarios bajo practicas de clientelismo y aliento a novedosos despliegues de propaganda oficial de informes maquillados, que en símil entrarían en la misma lógica del supuesto delito de crimen de responsabilidad por el que es enjuiciada la presidenta Russef de Brasil.

Buena parte de los problemas actuales que padece y corroen a la universidad, tienen origen en las instancias de poder concentrado, que la tiene en una doble crisis de gobernabilidad y de legitimidad. El lugar común del desastre, es el Consejo Superior, al que la Asamblea Profesoral le ha pedido la renuncia de sus miembros, (de manera particular a los representantes de los estamentos: Exrectores, egresados, sector productivo, estudiantes, profesores, directivas académicas, cuestionados éticamente por sus actuaciones contrarias al interés de sus representados), que convirtieron sus decisiones en mercancías que valorizan según la necesidad de su cliente, esta practica valió para modificar reglas en provecho propio como la reciente de reelección de rector quien un año después de la supuesta ilegalidad fue destituido en virtud de un fallo judicial, que además acusó al Consejo Superior de haberse sobrepasado en su función y competencia.

El sometimiento a los intereses de la clase política ha sido la mas nefasta de todas las experiencias vividas en 189 años de existencia de la universidad con orígenes en la universidad de Boyacá y creada el 30 de mayo de 1827. Esta situación ha convertido a la autonomía universitaria en un remedo defendido por la administración a base de sus propias interpretaciones de la ley orientadas por la regla numérica de votos a favor y votos en contra, colocando a la universidad a merced de asesores y expertos que deciden por ella, para quienes solo cuenta una mayoría de interés político y económico que somete y una minoría académica que debe ser silenciada. Situación similar ocurre con las libertades de opinión, expresión, protesta, asociación, cátedra, investigación, y derechos de tranquilidad en el ambiente laboral, respeto por las condiciones de trabajador entre otros, que están bajo el el arbitrio incuestionable del poder que lo define y controla todo, incluida la apertura a granel de extensiones, programas, y sedes, insostenibles, sin garantías, sin profesores, sin equipamientos, con la lógica de que mucho equivale a mejor y sin mirar el daño en las estructuras que se debilitan.

La UPTC, ha salido a contarle a su pueblo, a sus gentes con su propia voz y sin intermediarios lo que ocurre adentro del enmallado y vigilado campus, volvió a hablar, lo que los medios callaron, o negaron, tal vez por recibir cientos de millones por desinformar, y que ahora son recursos que faltan para laboratorios, libros y practicas. La desaparecida movilización académica salió de las cenizas, profesores y estudiantes cambiaron las aulas y los video-vean por otros argumentos, discursos y maneras de encontrar el conocimiento y buscarle explicación a las crisis de gobernabilidad y legitimidad que hicieron metástasis y los trabajadores a su lado organizando.

Como mejor regalo de cumpleaños, la universidad empieza a recobrar su conciencia colectiva de lucha contra las desviaciones de la política y como puede trata de hacerle saber a la sociedad que ella no es el lugar de los partidos y sus clientelas, ni tampoco la estancia para saldar deudas de guerra. Que en cambio es el lugar de los afectos, de las expresiones mas humanas, el campus donde cada quien tiene valor propio por sus ideas y sus actos, que cada quien es enumerado y reconocido por sus propios méritos y que no esta dispuesta a aceptar nunca mas que alguien requiera de un padrino político para acceder a las garantías de algún derecho conquistado.

El nuevo rector ha sido elegido para reiniciar el año 190 de la universidad, luego de la debacle final que se cierra con una corta pero reprochable y nefasta encargatura, que acogió la arrogancia de un equipo de trabajo cuestionado, para cerrar la universidad, suspender la comida, el alojamiento y los servicios de salud a los estudiantes y llamarlos vándalos y delincuentes y luego volver a cerrarla por segunda vez de manera definitiva, no sin antes darle aliento a la mentira y a la descalificación en cambio de poner en juego los argumentos de las ciencias y los saberes para defender su indefendible causa de querer sostenerse en el poder para ser mas poderosos y someter a los demás a su arbitrio.

El rector en propiedad llega en medio de un paro que completa 20 días y del que participan estudiantes, profesores y trabajadores y tendrá grandes retos: El primero Reabrir la Universidad de manera inmediata y darle curso al dialogo, ojala en el mismo edificio administrativo convertido en fortín inexpugnable del poder concentrado, oscuro y arbitrario. Después vendrá la esperanza de ver nuevas caras en los cargos, en los consejos, en las decanaturas. Un gesto de grandeza será ofrecerle todo el respeto y ojala excusas a sus estudiantes señalados por la administración que se va, de terroristas, de clientes terroristas, aun cuando fueron victimas o simplemente asesinados o mutilados.

Bienvenido doctor Alfonso López, profesor y colega, usted como sus otros competidores Orlando Vergel y Javier Guerrero conoce desde adentro la universidad y sus problemas, sus confusiones, sus modos de acción, sus necesidades y sobre todo sus capacidades para avanzar sin contratiempos a abrir de nuevo los debates, despejar de cooptaciones los escenarios de participación, democratizar la información y salir de la inmovilidad de los cuadros y recuadros que han encerrado las ideas en una jaula de metas, remetas, cifras e indicadores, que sin contexto han anunciado una realidad mas bien desconocida para las mayorías excluidas, que quieren que haya verdad y justicia. Profesores, estudiantes y trabajadores están a disposición para hacer un frente común para impedir que la clase política en sus desviaciones, sus militancias y agentes electorales le pongan barreras a la recuperación ética y moral de la universidad. El año 190 ha comenzado para la UPTC y sin duda podrá ser el año en que recupere de nuevo su grandeza, su papel critico, su solidaridad y confianza para abrirle paso a las esperanzas del país en paz.

Fuente: BOYACARADIO.COM

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