jueves 18 de enero de 2018

Irena Sendler, el ángel del gueto de Varsovia

Foto: Revista Muy Historia

El Costurero es un espacio donde la especulación se asemeja a la realidad

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La trabajadora social polaca Irena Sendler sacó a unos 2.500 niños del gueto de Varsovia, de lo que ella decía: “Solo hice lo que había que hacer; debí salvar a más”

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Cuando Alemania invadió Polonia en 1939, Irena Sendler (1910-2008) era enfermera en el Departamento de Bienestar Social de Varsovia, el cual manejaba los comedores comunitarios de la ciudad.

La situación empeoró en 1942, cuando el Tercer Reich creó el gueto de Varsovia, en donde no entraba nadie que fuera judío.

Entonces la masacre comenzó, su objetivo era eliminar a toda la población semita de Varsovia, pero Irena horrorizada por las condiciones en que se vivía allí se unió a la Zegota (Consejo para la Ayuda de los Judíos).

La situación se descontroló todavía más cuando los alemanes pusieron en marcha su plan de “limpieza” donde asesinaban a todo niño o niña que viniera de una familia que non fuese de raza aria.

Había cuerpos en las calles, niños fusilados, golpeados, otros muriendo de hambre, enfermos, etc. Irena decidió poner de su parte todo lo que podía ante tanto dolor, así que arriesgó su vida por hacer algo por ellos.

Consiguió una credencial de la oficina sanitaria para poder entrar en el gueto, para encargarse de tareas como la lucha contra las enfermedades contagiosas.

Como los alemanes invasores tenían miedo de una posible epidemia de tifus, permitían que los polacos controlaran el recinto del gueto y podían entrar y salir sin dificultad.

Pronto se puso en contacto con familias a las que les ofreció llevar a sus hijos fuera del gueto. Pero no les podía dar garantías de éxito.

Lo único cierto era que los niños morirían si permanecían en él.

Los llegó a sacar en bolsas, sacos de patatas, maletas, cestos de basura, en ambulancias como víctimas de tifus, pero cuando los nazis intensificaron la vigilancia, para asegurarse de que no fuesen descubiertos comenzó a drogar a los niños para después meterlos en ataúdes.

Logró reclutar al menos una persona de cada uno de los diez centros del Departamento de Bienestar Social de la ciudad y empezó a trazar un plan para salvar a tantos niños judíos como pudiese.

Con su ayuda, elaboró cientos de documentos con firmas falsificadas dándoles identidades temporales a los niños judíos.

Quería que un día pudieran recuperar sus verdaderos nombres y a sus familias, para ello ideó un archivo en el que registraba los nombres de los niños y sus nuevas identidades.

Anotaba los datos personales de cada pequeño en trozos de papel y los guardaba dentro de botes que luego enterraba bajo un manzano en el jardín de su vecino sin que nadie sospechase nada.

Pero un día los nazis supieron de sus actividades, en octubre de 1943 Irena Sendler fue detenida por la Gestapo y llevada a la prisión de Pawiak donde fue brutalmente torturada.

Irena era la única que sabía los nombres y las direcciones de las familias que albergaban a los niños judíos; soportó la tortura y rehusó a traicionar a sus colaboradores o a cualquiera de los niños ocultos.

Así que fue sentenciada a muerte, aunque la pena nunca se cumplió porque camino del lugar de la ejecución, él soldado que la llevaba la dejó escapar.

Fin de la guerra

Oficialmente Irena figuraba en la listas de los ejecutados, así que a partir de entonces, continuó trabajando pero con una identidad falsa.

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, Irena desenterró los botes con la información de cada niño y le entregó las notas al doctor Adolfo Berman, el primer presidente del Comité de salvamento de los judíos supervivientes.

La mayor parte de las familias de los niños había muerto en los campos de concentración nazis.

Sendler fue candidata al Premio Nobel de la Paz en 2007, aunque finalmente no resultó elegida.

Sin embargo, fue reconocida como Justa entre las naciones y fue nombrada ciudadana honoraria de Israel.

Por su parte, el gobierno polaco se le otorgó la más alta distinción civil de Polonia al ser nombrada dama de la Orden del Águila Blanca en 2007.


El Costurero es un espacio donde la especulación se asemeja a la realidad

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Fuente: Revista Muy Historia

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